13 julio 2011

Tristeza es descubrirse el corazón en Camerún

Estamos bajo el beneficioso influjo del anticiclón de las Azores y el de una borrasca europea, y no me refiero a la borrasca económica, que en esa estamos igualmente. Debido a estas borrascas y anticiclones, se ha pasado el calor, las temperaturas solo llegan a 30º y la noche ha estado fresca.

Con el zurcido que me hizo Marisa reina, se me han pasado los males que me aquejaban. Es posible que la influencia de  la luna, haya tenido algo que ver en la mejoría.

Mira Jeorgina bonita, al mirar las previsiones meteorológicas acá y allá y ver las fases lunares, he descubierto lo que es la globalización. Por ejemplo, globalización es lo que ocurre con la luna, mañana hay luna llena en todo el mundo, la luna esta globalizada, un fenómeno de ámbito mundial y que nos afecta a todos. La globalización de la luna no va a ocurrir exactamente mañana en todo el mundo, en Pekín será entre mañana y pasado y en Hawái será pasado mañana. Pero nosotras, Jerogina, Marisa, Jema, Cristina y las demás, estaremos globalizadas mañana con la luna.

También es globalización, que un brocker de la Bolsa de Shanghái suelta una ventosidad mañana temprano y afecte por la tarde a la bolsa de New York, después de dejar en una situación muy difícil las bolsas europeas.

Tengo un notición, “Muñequita” está bien, ayer me ha escrito. No se la tragó el extintor como pensaba. Era un escarabajo rojo que, con la trompa, le rompió el vestidito y tuvo que salir corriendo a esconderse porque se quedó medio desnuda. Me cuenta que ha juntado los trozos de tela de topos, remendado y transformado en un patchwork, me dice que “Muñequita” tiene ahora el alma como un patchwork. Pero está bien aunque siga oculta, ya la encontraré.

Para que estés tan contenta como yo por esa buena nueva, te voy a recomendar un libro entretenido, que te haga reír y no sea difícil de leer. Y he recordado uno que es perfecto para pasar un buen rato, y es instructivo, nos cuenta las costumbres de la tribu de los Dowayo de Camerún. Es un libro de antropología, se llama “El antropólogo inocente” y su autor es Nigel Barley, un antropólogo de Oxford que estuvo dos años viviendo con ellos. Pero tranquila Jeorgina es muy entretenido y en muchas ocasiones sonreirás.

En el libro se nos descubre un mundo radicalmente distinto del que vivimos, el de los dowayos. Barley tiene un refinado sentido del humor, -británico, eso sí- del que no se salva ni él mismo, el libro está dedicado “Al Jeep” con el que se mueve por allí, y el libro también tiene personajes, él mismo es uno. Podríamos ir nosotros a Camerún y aparte de saludar a los dowayo, podemos acercarnos a pasar unos días con los pigmeos Baka que andan por la selva. Muchos baka mantienen aún viva su ancestral cosmología que los une a Jengi, la ‘madre naturaleza’, y siguen limándose los dientes superiores y escarificándose el rostro y el cuerpo como lo hacían sus antepasados.

De este mismo autor es “Una plaga de orugas”, también trata sobre el pueblo Dowayo e igualmente entretenido, pero es mejor el otro y además le puedes encontrar por la red muy fácilmente. Los dos libros están sembrados de anécdotas, algunas graciosas, otras francamente revulsivas, sobre el estado y condición de ese pueblo. También nos muestra como las más extrañas costumbres tienen su racionalización y pueden ser explicadas perfectamente dentro de la cosmovisión en que se incluyen. Los pueblos africanos, terriblemente atrasados tecnológicamente, no dejan, por ello, de ser humanos y de aplicar la lógica. Y en algunos casos más lógica que la nuestra. Léelos.

Jeorgina se me olvidaba, tengo que darte la enhorabuena por el resultado de la Copa América, porque Uruguay recuperó la confianza ante México y se metió en los cuartos de final, y la Celeste jugará el sábado contra Argentina. Ahora me da lástima que hayan eliminado a los mexicanos.

Pero el sábado, que no nos leemos, animaremos a tus paisanos, claro también deberíamos animar a los argentinos, que son medio paisanos. Y Jema guapa estará muy contenta, Chile ganó a Perú con un gol en contra y se aseguró el primer puesto de su Grupo. La Copa América está que arde y que gane el mejor.

Hoy las noticias del mundo no son de orejas comidas, son más alegres, en EEUU nació un megabebé de casi 8 kilos, pobrecita madre para soltar semejante jovencito, con ese tamaño el niño será ya adolescente.

Y como por el cuerno de África sigue la sequía, y las guerrillas, la población sigue desplazándose en busca de alimentos y agua. He leído por ahí, que los adolescentes eritreos no se atreven a soñar. Vi la noticia en un boletín de la ACNUR. Y qué pena no poder soñar, con lo que me gusta a mí, ¿a ti no te gusta Marisa reina? A Jeorgina bonita sí le gusta soñar.

Jema guapa es una adolescente soñadora por eso siempre le pongo alguna poesía, para que tenga palabras para soñar. Hoy es de una poetisa, Ángeles Mora, española nacida en Cordoba en 1952, y este poema “Casablanca” de su libro "La canción del olvido" (1985) le pongo para a ver si sueña con encontrar la piel de mis esquinas.

                                        As time goes by...
Entre todos los bares de este mundo
he venido a este bar para encontrarte,
furtiva como siempre,
para rozar la piel de tus esquinas.
Y cómo me hace daño tu cansancio
-ya sabes que mañana es cada lunes-
esa vieja, tristísima, memoria
de buscarle sentido a algo que bulle
como se abre una flor,
así, de golpe.

Manías de la ausencia y tus nostalgias.
Te noto tan cansado...
Quiero dormir contigo. Busca sólo
un poco más de sueño y de tabaco.
Quiero morir contigo.
¿Por qué no me prometes un cumpleaños más?
Las arrugas ahí sí que son cosas serias
o el paso de los días,
con mis pechos que bajan a acariciar tus manos.
Y luego cuando un labio nos elude
en la piel de las ingles, ay, no muerdas,
y nos brinca por dentro...
                                          Pero ahora llega el tren
como un viejo caballo del National
qué diestro en los obstáculos,
qué sucia su taberna,
qué mediodía oscuro al despedirte.
Te veo tan delgado
con tus causas perdidas,
tus canas en la llama de la copa,
mi amargo luchador,
sonriendo lentamente, como si te murieras.


Como al decirme adiós.

Me envió esta foto "Muñequita", no se ve bien como quedó el vestidito que remendó, ni los topitos del vestido verde.

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