14 junio 2011

Morirse estando muerto o el blues

Mirar, me rindo con la gata, no para y siempre está haciendo cosas nuevas. Se pasa el día con la careta de Darth Vader y oyendo blues. Quiere que vayamos al concierto de John Mayall que se celebra en Madrid el domingo, no puedo convencerla para que nos quedemos en casa viendo una película en la tele, hasta la prometí poner la serie completa de Star Wars, pero ni por esas. Si por lo menos viniese “Muñequita
 
A mí también me gusta Mayall, pero el domingo por la noche, teniendo que coger al día siguiente el tren de las 7.21, es demasiado para mí. Te voy a poner un enlace de una de sus canciones, es muy buena, escúchala Jeorgina-Marisa-Jema. http://youtu.be/Ms85-AZFOc4

El “viejo” de Jeorgina fumaba “nacos”, tabaco de rueda, y cuenta que tenía un olor muy agradable a matamosquitos, Esto me lo contaba porque había pensado ir a verla, para tener certeza de su realidad/irrealidad, y me interesé por la clase de cigarrillos que venden allá. No sabe si venden “Fortuna”, lo que yo fumo y me ofreció o el tabaco de su “viejo” o Nevada y Coronado, ya veré, no vaya a ser que deje de fumar.

Pero la verdad es que ya no iré, hay alteraciones en las terminales aéreas de Chile, Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Perú, por la nube de cenizas del volcán chileno Puyehue. Cierran los aeropuertos de aquellas tierras, unos días los de Argentina y otros los de Uruguay e incluso los de Nueva Guinea, que no están por aquellas tierras.

Ya sabes Jeorgina que siempre te he insistido en que leyeses a los clásicos, es decir, a los escritores muertos que se siguen publicando. Se ha olvidado la vieja historia que Calvino contaba en “Por qué leer a los clásicos”: “Mientras le preparaban la cicuta, Sócrates aprendía un aria para flauta. ‘¿De qué te va a servir?’, le preguntaron. ‘Para saberla antes de morir”. No cabe duda que sea un argumento más que suficiente para aprender un aria, e igualmente valdría para leer a los clásicos. ¿Aprendemos algo Jeorgina bonita?

Jema guapa, es aún adolescente y lee libros para su edad, ya leerá a los clásicos, tiene toda la vida por delante. Me ha pedido dos libros que le he enviado enseguida. El primero es de un autor anónimo y yo creo que tú, Jeorgina bonita, le deberías leer, se titula “Pregúntale a Alicia”. Es un libro didáctico que deberían haber leído todos los adolescentes de hace doscientos años y no las novelitas ñoñas del romanticismo, como las de Víctor Hugo. He leído unas críticas muy buenas de él en Ciao!, yo no lo puedo leer por la edad, ya soy mayor y me pasa como a Sócrates, (pero sin cicuta) de aprender algo aprenderé a Hugo o a Calvino, pero tu Jeorgina bonita, que tienes problemas con el vino deberías echarle un ojito. (El otro día Jeorgina al salir del cine se tomó un trozo de tarta con un vaso de vino)

Pero sobre Calvino hay un libro de  Stefan Zweig, "Castellio contra Calvino", que está muy bien. Castiello denunció ante Calvino la barbarie de condenar a Miguel Servet a la hoguera. Se nos muestra un Calvino dictador moralista y teocrático que organizaba la vida de los ginebrinos prohibiéndoles pecar. Fíjate Marisa reina si me prohíben pecar, yo que llevo toda la vida a trasmano.

Y frente a él Castiello, -y Servet anteriormente- defiende el respeto a la libertad de pensamiento de la humanidad, esa humanidad inexistente pero que él, como tantos otros, imaginaba en un horizonte de utopía.

Lo bueno de todo esto, es que pasó hace mucho, allá por 1563, y no hace falta que lo recordemos. Hoy siguen saliendo imitadores entre quienes intentan construir sociedades perfectas, donde la imperfección, es decir la quiebra de la uniformidad y lo previsible, es un delito de lesa sociabilidad. Y en nombre de cualquier idea –o privilegio- se puede tranquilamente degollar (o lapidar o encarcelar o torturar o marginar y perseguir) a los que no piensen o actúen como nosotros.
 
Y otro libro que se puede leer, -y no me digas que viste la película- es “Los Miserables” de Víctor Hugo. Escribió el libro en 1862, es una novela romántica muy entretenida e intercalado con el relato, introduce Hugo sus reflexiones sobre la ética, la religión, la política, la sociedad y asuntos varios. De la religión me parece que no era muy partidario. Pero también es una novela histórica, se relata la vida de Francia entre la Revolución de 1789, el imperio Napoleónico, la Restauración con Luis XVII y la Revolución de julio en 1830. Es de las novelas que se deben de leer antes de tomar la cicuta.

Se ha muerto hace unos días, un pintor chileno, que sin ser demasiado bueno, -si famoso, pinto a la Jet-Society de medio mundo- se llamaba Claudio Bravo y vivía en Marruecos. Pero su principal virtud fue que pinto a Jema guapa y a “Muñequita”, a Jema la pintó con velo, ¡pero qué ojos! y a “Muñequita” la inmortalizó en la cama sin la sábana de arriba.

 









Pero hay que reconocer que lo que hacia muy bien era frascos.

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